Las últimas horas han sido decisivas para correr cualquier velo de duda que pudiera existir con respecto al talante antidemocrático de Maduro y su combo. Ellos mismos se apuntaron los reflectores y una vez expuestos, con todas las miradas encima, dieron un paso que lejos de sacarlos del atolladero en el que se metieron, los hundió todavía más y buscando aclarar, lo que hicieron fue oscurecer su ya sombrío panorama.
En Venezuela el gobierno perpetró un golpe de estado contra la Constitución y contra el pueblo y haga lo que haga no podrá borrar ese hecho. No hay explicación ni rectificación que valga ante la gravedad de las acciones del Tribunal Supremo de Justicia, siguiendo órdenes de Miraflores. En Venezuela no hay independencia de poderes, así lo evidenciaron las sentencias 156 y 157 del día jueves 30 de marzo, y así lo confirmó el TSJ, con su “rectificación”, luego de que Consejo de Defensa lo exhortara a revisar dichos dictámenes.
Los venezolanos lo tenemos claro y por eso este sábado salimos en todo el país a manifestarnos en defensa de nuestros derechos y de la democracia, y para que no quede duda sobre lo que intentan hacer quienes se empeñan en hundir a Venezuela. Que la comunidad internacional no se deje engañar por la actuación del gobierno: sólo busca disfrazar su arremetida contra nuestra Constitución.
De allí la importancia del pronunciamiento del Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro quien afirmó que de una ruptura institucional no se sale con aun más alteración del orden constitucional. De allí la relevancia del comunicado emitido por Mercosur de este primero de abril, en el que reafirman que en nuestro país se ha producido una ruptura del orden democrático y en consecuencia exhortan al gobierno a respetar el cronograma electoral, restablecer la separación de poderes, garantizar el pleno goce de los derechos humanos, las garantías individuales y las libertades fundamentales y liberar a los presos políticos.
Esas garantías y derechos no sólo fueron violentados por el gobierno a través de las decisiones del brazo del Tribunal Supremo, también fueron vulnerados en los últimos días con la represión hacia un pueblo que se manifiesta pacíficamente, contra sus diputados que han resultado agredidos por los cuerpos de seguridad y grupos violentos, contra los periodistas, cuyo único delito es querer informar.
El gobierno pretende tachar en el papel un golpe de estado, pero no puede borrar el golpe que vive a diario el pueblo en la calle. No puede ocultar las agresiones que solo esta semana sufrieron la periodista Elyangélica González, de Caracol Radio, Andry Rincón, de VivoPlay, Zuhé Rodríguez y Oscar Graterol de Globovisión y Marcos Bello de Reuters.
¿Cómo justifican lo ocurrido a nuestros diputados Amelia Belisario, Dinorah Figuera, Carlos Paparoni, Miguel Pizarro y José Guerra, quienes fueron agredidos mientras se expresaban junto al pueblo que los eligió, en defensa de sus derechos?
Desde la Comisión de Poder Popular y medios de comunicación de la Asamblea Nacional, exigimos que cese el hostigamiento a los medios de comunicación independientes y a periodistas nacionales e internacionales que realizan la cobertura informativa.
Intimidan a los periodistas, les roban el material de trabajo e imponen censura por miedo a que estos digan la verdad acerca de lo que ocurre en el país. El acceso a la información y el periodismo constituye el ejercicio del derecho humano a la libertad de expresión que está consagrado en nuestra Constitución y en todos los acuerdos suscritos por Venezuela, entre ellos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. La libertad de expresión es fundamental en toda la sociedad democrática, porque una sociedad que no está bien informada no es libre.
Ante todos estos abusos y las pretensiones del gobierno de mantenerse en el poder a costa de nuestro pueblo, los venezolanos seguiremos en la calle expresando nuestro descontento y exigiendo elecciones, porque el voto es la vía para ponerle un parao a quienes pretenden manejar el país como si se tratara de su hacienda, desconociendo que Venezuela es de los venezolanos.
Sin elecciones no hay democracia, por eso debemos mantenernos en pie de lucha hasta lograr el cambio electoral. Unidos podemos darle un giro a esta historia y encaminar a nuestra Venezuela en el rumbo de paz y progreso que desea la mayoría de los venezolanos. ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!