Caos y tristeza: el regalo de Maduro para Venezuela

Alguien debe estar escribiendo ya el libro “Nicolás Maduro: las recetas del peor gobernante del mundo”. En ese libro, definitivamente, tendría un capítulo especial el mes de diciembre de 2016, que viene a cerrar un trimestre marcado por la profundización de la crisis y la flagrante violación de los derechos de los venezolanos.

Es sorprendente la capacidad de este gobierno para fregar a su pueblo. Buscan conspiraciones por todos lados: ahora hablan de la conspiración contra el bolívar cuando son Maduro y su gobierno los únicos que atentan contra él; no sólo hirieron mortalmente nuestra moneda, sino que quieren acabar con el legado de nuestro Libertador, de cuya muerte se cumplieron este sábado 186 años.

La economía venezolana tendrá una contracción de 9,5% al cierre de 2016. Nicolás Maduro destruyó tanto nuestra economía que hizo desaparecer el billete de 100, el de más alta denominación. Incluso peor, a pocos días de la navidad se vive un colapso del sistema de pagos, dejaron a nuestro pueblo sin efectivo, imposibilitado de viajar en transporte público. Dejaron a los más necesitados, la población no bancarizada, sin posibilidad de comprar comida o una medicina. ¡Pretenden paralizar el país!

Esta semana el gobierno demostró, una vez más, y con una saña nunca vista, el desprecio que siente por los venezolanos. De las colas para comprar comida y productos de primera necesidad, pasamos a las colas en los bancos para retirar efectivo, y de allí a las colas para depositar y canjear el dinero que habíamos logrado obtener. Luego de días de caos, de saqueos, de heridos y vidas perdidas, Maduro aparece con su cara muy lavada echando para atrás la medida y prorroga hasta el 2 de enero la vigencia del billete de 100. En su usual estilo no sólo repartió culpas, sino que hasta mostró como un logro la cantidad de billetes “recuperados”.

Decretos van y vienen, haciendo y deshaciendo, poniendo a los venezolanos a correr de un lado para otro y convirtiendo nuestras navidades en un tormento. La navidad, que debería ser tiempo de unión familiar, de esparcimiento, de recogimiento y, ¿por qué no?, de celebración, especialmente pensando en los más pequeños, es ahora tiempo de incertidumbre, desasosiego y frustración.

Cómo se nota que los enchufados no saben lo que vive nuestro pueblo en la calle. Los niveles de improvisación e irresponsabilidad de este gobierno son infinitos. Por sus malas políticas económicas, hoy los venezolanos tenemos la moneda más débil del mundo y el dinero no nos alcanza para nada.

No hay derecho a que nuestro pueblo esté pasando por esto. El mes de enero, a diferencia de otros años, no escucharemos a los venezolanos conversando acerca de los kilitos de más. No: habrá que apretarse los pantalones no sólo porque tendremos un inicio de año crítico, sino porque la mayoría de las cinturas seguirán disminuyendo de talla.

Tendremos una navidad sin hallacas, sin pan de jamón, sin Niño Jesús y sin estreno, tendremos una navidad sin tranquilidad y sin paz; todo cortesía del desgobierno de Maduro y su combo. Y mientras el pueblo vive esta agonía él sigue viajando y festejando y hasta convoca una movilización a Caracas en apoyo a sus medidas. No se cansa de agredir a nuestro noble pueblo.

Por eso esta semana declaramos en la Asamblea Nacional la responsabilidad política de Nicolás Maduro, por ser culpable del caos que vivimos, que se hace cada vez más insostenible, porque cada hora agrega nuevos ingredientes a su receta de odio contra el  pueblo. Hoy a la escasez de alimentos y medicinas se sumó la escasez de billetes.

En realidad no había manera, con las decisiones tomadas con respecto a nuestra moneda, de evitar el caos que estamos viviendo hoy. Para finales de noviembre en el país había 611 mil 170 millones de bolívares en billetes de 100. Al retirarlos, no hay suficientes billetes de otras denominaciones para sustituirlos. De hecho, con los de 2, 5,10, 20 y 50 solo se llega a 179 mil 553 millones. Incluso son insuficientes los 76 millones de billetes que anunciaron que incorporarían y que nadie ha visto, de lo que además, ahora culpan a un nuevo sabotaje internacional.

El gobierno debe dar respuestas a los venezolanos, pero brillan por su ausencia. Aquí los  que tienen que responder por lo que está pasando, por los daños generados por lo que se desató con el canje de los billetes, son Maduro y su gobierno; en cambio ya iniciaron una nueva cacería de brujas, señalan culpables por doquier, persiguen y detienen dirigentes políticos y periodistas.

Buscan que caigamos en la desesperanza, que pisemos el peine de la violencia y ya vemos cómo a muchos se les colmó la paciencia. Los venezolanos están protestando por sus derechos.

Hoy nuestro pueblo nos necesita más unidos que nunca, por eso no podemos permitir que se destruya la Unidad, que es lo que quiere el gobierno. Debemos trabajar para fortalecerla y relanzarla, como ha dicho Henrique Capriles, para que esté en sintonía con los problemas de los venezolanos.

Nuestra Venezuela vive la peor crisis de nuestra historia y nos necesita trabajando juntos para sacar a nuestro país adelante. Que Dios bendiga a nuestra Venezuela.

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