“Cuando un gobierno es malo, todo es malo”. Esta frase resume el descontento que nos expresaron los vecinos del Sector Guatirito, de nuestro Barlovento, por los problemas que enfrentan a diario, producto de la crisis económica y social que atraviesa nuestro país y que lejos de mejorar se agrava cada día.
Los problemas que encontramos en Guatirito, los vemos en cada barrio y caserío de nuestro estado y son los mismos que padecen los venezolanos en todos los rincones del país. Además de la escasez, la inseguridad, el dinero que no alcanza, son muchos los venezolanos que sufren la falta parcial o absoluta de servicios básicos como el agua y la electricidad, y los que padecen la precariedad de las viviendas o de la vialidad. Y es que, lamentablemente, a pesar de que en estos 15 años se recibieron los mayores ingresos petroleros en la historia de nuestro país, nuestro pueblo no ha mejorado su calidad de vida.
Mientras en Venezuela todavía encontremos familias que no tienen ni siquiera un baño y que tienen viviendas de barro y piso de tierra, el gobierno ha destinado cuantiosos recursos a la construcción de viviendas en otros países; mientras nuestro pueblo va de hospital en hospital buscando ser atendido y si es recibido tiene que comprar lo que se requiere para el tratamiento, se construyen hospitales en otros países cortesía del gobierno venezolano; mientras en nuestro país cierran empresas y cae el empleo, se privilegia la importación de alimentos e insumos que antes se producían en Venezuela. En resumen, luz para la calle y oscuridad para la casa.
Para revertir esta grave situación y evitar que siga creciendo la cifra de venezolanos en situación de pobreza, quienes queremos un cambio y creemos y luchamos por el progreso de los venezolanos, trabajamos todos los días, para llevar obras y soluciones que hacen el cambio en las comunidades. Aunque no es tarea fácil, porque enfrentamos la falta de recursos y obstáculos como la escasez de insumos, podemos afirmar que el que quiere trabajar por el pueblo siempre busca la manera y supera los obstáculos que encuentra en el camino.
Como servidores públicos, además tenemos la responsabilidad de impulsar la organización social y contarle a nuestro pueblo la verdad de lo que está ocurriendo, que sepan por qué sus bolsillos están vacíos, por qué no hay medicinas, por qué no consiguen la harina, por qué no tienen agua para lavarse las manos, por qué no encuentran cemento para mejorar sus viviendas y por qué no encuentran empleo. Asimismo, tenemos la responsabilidad de invitarlos a reflexionar y a organizarse, porque nadie puede quedarse de manos cruzadas viendo cómo su futuro y el de los suyos se desdibuja ante sus ojos, consecuencia de la crisis más profunda que hemos vivido en nuestra historia.
La pobreza se supera con políticas sociales que apunten no sólo hacia un nuevo modelo socio-productivo, sino hacia un concepto más dinámico y amplio de ciudadanía. Por eso tenemos que impulsar un cambio de paradigma en lo cultural y en lo social. Nuestro pueblo tiene que saber que el Estado está obligado a proveer a todos, de condiciones para su bienestar y desarrollo, incluso a quienes piensen ideológicamente diferente, y tenemos que demostrarle que sí es posible que nuestras familias progresen, si se preparan o forman para ello.
Por eso aspiramos a articularnos como un gran movimiento social popular, conformado por organizaciones familiares y comunitarias, cuya fuerza política contribuya a cambiar democráticamente al gobierno, para mejorar la situación del país y para convertirnos en una nación con verdaderos valores de justicia, paz y progreso.
Tenemos que mostrarle a nuestro pueblo que tienen derecho a un buen gobierno que impulse el progreso social, que permita el desarrollo del potencial y las habilidades de los venezolanos, que promueva la producción nacional y permita el acceso a la salud, la educación, la justicia. Tenemos que promover el progreso desde el núcleo familiar y generar el bienestar de la colectividad. Todos tenemos derecho a vivir dignamente en una sociedad sin excluidos, donde la inclusión dependa de la participación popular en la vida comunitaria, en un ejercicio pleno y activo de ciudadanía.
Así es como gobernamos en Miranda y eso es lo que queremos para todos los venezolanos. Trabajamos con todos y para todos sin importar sus simpatías políticas. Nuestro foco está en atender las necesidades de nuestro pueblo. Por eso estamos constantemente en nuestros barrios y caseríos, trabajando con la comunidad organizada y promoviendo el trabajo cooperativo con organizaciones no gubernamentales, universidades y con otras instancias de gobierno, para buscar soluciones integrales.
Es nuestro rol canalizar y orientar la decepción y el descontento de los venezolanos con el gobierno central, las comunidades deben exigir responsabilidades y respuestas al gobierno. Ese descontento debe convertirse en lucha social y unión para el cambio y el rol de las organizaciones familiares y comunitarias es fundamental para lograrlo.