Hay que romper ya el ciclo perverso que ha destruido la producción

Los venezolanos estamos cansados de un gobierno que en lugar de gobernar y resolver los problemas que nos afectPRODUCTORESan se dedica a la producción de guiones, cada vez más inverosímiles en su intento por culpar a otros de los males que nos aquejan. Si el empeño, el tiempo y los recursos que le ponen a montar novelas para victimizarse frente a villanos inventados, lo destinaran a incentivar la producción nacional, nuestro pueblo no estaría viviendo este drama en su vida real.

Llevan tanto tiempo inventando enemigos y enredados en sus cuentos, que cada nueva versión se parece más a la anterior y ya nadie se los cree. Cada vez son más los venezolanos que, incluso habiendo apoyado originalmente el proyecto del gobierno central, han abierto los ojos y se han unido al cambio. Lo vemos en cada recorrido que realizamos por nuestras comunidades.

Allí nadie habla de la guerra económica, de los paramilitares y de los “planes del pentágono” para desestabilizar el país. De lo que sí hablan es del hambre, de que no les llega el agua, de que se les va la luz cada dos por tres, de que no logran comprar un par de zapatos para que sus niños puedan ir al colegio, de la violencia, de las medicinas que no encuentran, del hospital que los rebota porque no tienen cómo atender una emergencia.

A esta situación hemos llegado porque el gobierno ha visto a nuestra Venezuela como el fondo para sostener un proyecto político. Que hoy el 80% de los venezolanos no gane lo necesario para adquirir la canasta básica obedece al despilfarro, la corrupción y los delirios de un gobierno al que no le duelen nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros hombres.

En Venezuela se puede sembrar todo, uno lanza una semilla y nace una  mata, pero lo único que este gobierno se ha dedicado a sembrar es destrucción. Mientras nuestros productores ven cómo sus cosechas se pierden porque no hay dólares para comprar los insumos necesarios para fumigar, para abonar o porque no hay repuestos para hacer funcionar sus maquinarias, el gobierno sigue importando, contribuyendo a generar ingresos y empleo en otros países. Por falta de insumos, sólo se sembró el 50% de la superficie de arroz; por falta de semillas y agroquímicos, cayó 40% la superficie de maíz.

Este ciclo perverso que ha destruido nuestra producción tiene que romperse ya. La única forma de poner a funcionar los engranajes para que nuestra Venezuela detenga la estrepitosa caída a la que la ha empujado el gobierno y comience a escalar nuevamente para salir del precipicio es dejar de importar y producir en el país. Si se invierte un millón de dólares en nuestro circuito agroindustrial se pueden producir 2,6 millones de kilos de alimentos, pero si ese dinero se destina a importar, sólo alcanza para traer 0,55 millones de kilos de comida. En pocas palabras, produciendo en Venezuela se llenan más anaqueles que importando.

Para lograrlo hay que eliminar los controles que llevan a nuestros productores agrícolas a producir a pérdida. Los controles lo único que traen es más distorsiones que terminan perjudicando al consumidor. Basta pasar por las puertas de cualquier comercio de alimentos para ver las consecuencias del afán del gobierno de controlarlo todo.

Hay que cambiar este modelo que ha acabado con nuestros productores y generar mecanismos para incrementar la oferta, para que volvamos a autoabastecernos. En esa dirección apuntan las propuestas presentadas por Henrique Capriles. Hay que devolver las empresas expropiadas a sus dueños originales para ponerlas a producir.  Hay que dejar de regalar a otros países los recursos que son de los venezolanos y entregar las divisas a los sectores productivos de nuestro país.

Ya basta de buscar culpables, lo que se requiere es ver hacia adelante y comenzar desde ahora a planificar. Las acciones que tomemos hoy tendrán su efecto en la producción del 2016, de lo contrario el próximo año seguiremos con la escasez y la inflación que nos colocan en los titulares en todo el mundo. Los venezolanos queremos aparecer en los titulares por haber superado la crisis más grave de nuestra historia, queremos que los próximos años se hable de que superamos la pobreza, del incremento de nuestros niveles de producción y de nuestros productos de exportación.

Venezuela sí puede salir de esta crisis y para lograrlo tenemos que ganar de forma contundente la Asamblea Nacional. No olvidemos que la Asamblea Nacional es la que aprueba el presupuesto nacional y si cuenta con hombres y mujeres realmente comprometidos con el pueblo y con las prioridades claras, se pondrá el acento en incentivar lo hecho en Venezuela. #UniónYCambio por nuestra Venezuela.

Venezuela no puede esperar

¿Cómo se destru20150715_columnaye un país durante la mayor bonanza petrolera de su historia? Podría parecer el título de un best seller, pero es la pregunta que nos hacemos los venezolanos, y que seguramente se hace todo el mundo, al ver la situación de emergencia en que se encuentra nuestra Venezuela, a pesar de haber contado los últimos años con los mayores ingresos petroleros de su historia.

Hablamos de 800 mil millones de dólares que fueron despilfarrados, usados con fines político partidistas, usados para mantenerse en el poder, para comprar apoyo internacional, usados para todo menos para darle a los venezolanos la calidad de vida que merecen. Ni siquiera para, al menos, mantener a nuestro pueblo en los niveles que existían cuando llegó al gobierno la llamada revolución.

Que nuestra Venezuela esté hoy en los mismos niveles de pobreza que en 1999, que nuestros enfermos mueran por falta de atención o de medicinas, que nuestros hombres y mujeres pasen su vida en una cola para comprar comida, que nuestros jóvenes busquen cada vez más su destino en el extranjero, porque su país no les garantiza un futuro, son las consecuencias de un gobierno que no se debe a su pueblo, al que no le duele Venezuela.

Por eso es tan importante lograr el triunfo en la Asamblea Nacional el próximo 6 de diciembre, para desde allí comenzar cambios que son fundamentales para el futuro de nuestra Venezuela. Hay que recordar que ganando la Asamblea Nacional podremos tener un Tribunal Supremo de Justicia que en lugar de dedicarse a perseguir se dedique a la justicia; podremos tener un CNE imparcial, para garantizar elecciones justas; podremos parar la regaladera de petróleo y hacer contraloría a todas las instituciones del estado, para castigar la corrupción; podemos devolver poderes a los gobernadores, alcaldes y concejales y garantizar una distribución justa de los recursos para los estados y los municipios.

Pero el hecho de que tengamos una fecha electoral no significa que debamos esperar hasta diciembre para actuar, no sólo porque hay que organizarse de cara a las elecciones, sino porque tenemos que tomar acciones urgentes para detener la destrucción y comenzar a recuperar el país. Venezuela no puede esperar.

Se necesitan acciones inmediatas para que podamos superar diciembre, como las que planteó este martes, Henrique Capriles: Aumento del 50% del salario para la recuperación del ingreso de los trabajadores. Creación de un Fondo de Útiles Escolares para atender el regreso a clases. Detener la impresión de billetes de baja denominación para eliminar las distorsiones de la economía. Devolver las empresas expropiadas para que vuelvan a producir y motivar a los trabajadores para reactivar la producción nacional. Revisar los convenios petroleros para detener la regaladera de petróleo, considerando que por esa vía el país puede obtener 2 mil millones de dólares.

Ante la inacción del gobierno, ante su indiferencia, que muestra el poco amor que sienten por nuestra patria, los venezolanos tenemos que estar más unidos que nunca. Por eso la invitación que siempre hemos hecho, y hoy reafirmamos, es a unir esfuerzos, a dejar de lado intereses personales y partidistas para dar paso a un esfuerzo mancomunado, dirigido a la reconstrucción de nuestra amada Venezuela. Los venezolanos tenemos el poder de cambiar a Venezuela y debemos ejercerlo cada día de nuestras vidas.

Recordemos que las más pequeñas acciones que hacemos como ciudadanos pueden contribuir a que tengamos una mejor comunidad, una mejor ciudad, un mejor estado y un mejor país. Es por eso que no nos cansaremos de decir que el cambio está en las manos de cada uno de los venezolanos, sin excepción. Venezuela nos necesita a todos remando en la misma dirección #UniónYCambio

Ideal: Hambre CERO

Cuando eres madre, no hay absolutamente nada que pueda preocuparte tanto como un hijo sin comer. Ese sentimiento se hace extensivo cuando te encuentras a personas en situación de pobreza extrema.

En nuestro trabajo como equipo de la Gobernación de Miranda, hemos visto de cerca la pobreza extrema y vivido la satisfacción de poder ayudar a las personas, servir al Estado y por lo tanto al país. Sin duda ese lazo se fortalece cada día más y se traduce en nuestro compromiso de avanzar hasta lograr un Miranda donde el hambre quede en cero.

Hasta ahora, hemos atendido a 53 mil mirandinos en situación de pobreza extrema, lo que se resume en que, poco a poco, han cambiado su realidad productiva. Todavía queda camino por recorrer, pero el cambio es indetenible. Según las estadísticas, tenemos alrededor de 125 mil personas que sufren el hambre como problema y seguimos trabajando a pesar de que el gobierno nacional sigue adeudando recursos a nuestra entidad.

Hambre Cero, es una iniciativa integral de la Gobernación de Miranda que no sólo se ocupa del área alimentaria, también atiende necesidades de salud, educación, vivienda y empleo. En Miranda, hemos entregado tanques de agua, enseres, hemos hecho seguimiento a 668 casos en situación de desnutrición, incorporamos a casi 1000 niños en el sistema escolar y dictamos capacitación a adultos en edad laboral a más de 2 mil 200 personas.

El 07 de agosto iniciamos la cuarta etapa de Hambre Cero, con el que hasta ahora hemos entregado más de 87.500 cestas para cubrir las necesidades calóricas de mirandinos en pobreza extrema.

En nuestro Estado, los mayores índices de pobreza extrema se encuentran en Barlovento, seguido por Valles del Tuy.  En todo el estado hemos ayudado a 9000 hogares, y como los números suelen ser bastante gráficos, lo expondré de la siguiente forma, las familias beneficiadas son: 4 mil 234 en Barlovento, 2 mil 301 en Valles del Tuy, un mil 201 Altos Mirandinos, 572 del municipio Sucre, 478  de la región Guarenas- Guatire y 256 de la Zona Metropolitana.

Pero más allá de las cifras siempre recordamos que se trata de personas que están viviendo un cambio verdadero en su día a día. Recordar esto encontramos el impulso para seguir trabajando, sobre todo en las comunidades que más lo necesitan. Repito, queda camino por andar pero…no saben cuanta fuerza y voluntad queda para repartir, el cambio llegó y beneficia sin distingo y estoy orgullosa de formar parte del equipo que lo hace posible.