Este sábado en Miranda recibimos con estupor, de parte de nuestra comunidad, la noticia de que el gobierno central estaba tramando decomisar los alimentos del Plan Hambre Cero, que están almacenados en los galpones La Mirandina, alegando supuestas denuncias de acaparamiento.
Los productos almacenados forman parte de la Cesta Mirandina, bolsa de alimentación con artículos de la canasta básica, que son distribuidos gratuitamente a personas en situación de pobreza extrema, en total 2 mil 500 familias.
Quienes reciben estos alimentos no tienen ni siquiera para ir a comprar a un Mercal. Este es un plan integral que no solo contempla cubrir la dieta de nuestros mirandinos, sino que además atiende otras necesidades en las áreas de salud, vivienda, educación y empleo. Es importante destacar que este galpón tiene toda la normativa en regla. Todo lo que entra y sale viene con el soporte de la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas.
El gobernador Henrique Capriles inició el programa Hambre Cero en 2010 y más de 75 mil mirandinos han sido atendidos a través de esta iniciativa. El Gobierno de Miranda no tiene recursos materiales para luchar contra un gobierno que tiene todo el poder del Estado y que abusa del mismo. Pueden quitarnos las pacas de alimentos, pero no podrán quitarnos jamás nuestro programa y la voluntad de ayudar a nuestro pueblo. Siempre buscaremos la manera de tenderle la mano a los mirandinos. Así como no nos quedamos de brazos cruzados cuando nos quitaron los hospitales y ambulatorios y creamos la Red Francisco de Miranda, que hoy es ejemplo en el país, no podrán detenernos en nuestra lucha por mejorar la calidad de vida. Para despecho del oficialismo, nosotros en Miranda sí tenemos un proyecto de construir un estado, un estado de progreso y libertad, y eso solo es posible si el pueblo es independiente.
En tal sentido, el Plan Hambre Cero no solo asiste a las familias más pobres aportándoles una dieta calórica para que puedan superar el estado de desnutrición, sino que también les ofrece formación para el trabajo, créditos para emprendedores, certificados de materiales de construcción sin deuda para que puedan tener una vivienda segura, los insertamos en el mercado de trabajo y nos aseguramos de que los niños vayan a la escuela.
Esa visión de futuro es lo que nos hace distintos de un proyecto populista, meramente asistencialista, que pareciera asegurarse de eternizar la pobreza, en la medida en que hace a los ciudadanos dependientes de las dádivas del Estado. Lo que nos diferencia de un gobierno populista es que nosotros, en Miranda, no andamos con una chequera regalando el patrimonio de los venezolanos sino construyendo una sociedad. Lo que nos diferencia del populismo es que nosotros incentivamos y recompensamos el valor del trabajo y del esfuerzo, y ofrecemos a nuestros ciudadanos, a nuestro pueblo, la oportunidad para prosperar en la vida. Estamos convencidos de que el trabajo y el esfuerzo nos hacen mejores personas.
Nosotros, en Miranda, soñamos y trabajamos para tener ciudadanos libres y autosuficientes, que no se vean obligados a empeñar sus decisiones a un Estado que, a duras penas, les da de comer. Nosotros en Miranda trabajamos, aun con los recortes presupuestarios y los saboteos permanentes del oficialismo, para que los individuos y la sociedad puedan prosperar sin exclusiones, sin chantajes. En esa medida, podemos aspirar a tener una sociedad más segura.
¿Por qué los representantes del gobierno nacional en Miranda podrían sentirse tentados de ponerle la mano a los galpones de Hambre Cero? Se me ocurren dos ideas fundamentales. La primera, sin duda, es esa política de retaliación y de saboteo permanente, por demás obvia e inútil. Y tan inútil es que por segunda vez Henrique Capriles fue electo gobernador de Miranda. Y, la segunda razón para cometer semejante afrenta contra el pueblo de Miranda, y la más grave, es que Hambre Cero es una evidencia de que en el socialismo del siglo XXI existe pobreza extrema. Y ya sabemos que este gobierno es terriblemente sensible a la verdad.