Es difícil de olvidar aquel día de noviembre del 2008, cuando un primer grupo de avanzada llegamos a la sede del gobierno del Estado Bolivariano de Miranda, anunciando que éramos los representantes del nuevo gobernador electo, Henrique Capriles Radonski.
Integrábamos la comisión de enlace para la instalación del nuevo gobierno y nuestra función era la de recibir del gobierno saliente, todos los bienes y activos de la gobernación y toda la información operativa necesaria.
Pocos días antes, alegría, júbilo y asombro, eran los sentimientos que se entremezclaban. En medio de la satisfacción consecuencia de la victoria, eran desconcertantes los mensajes y noticias de quienes veían incrédulos lo que estaban haciendo quienes iban de salida. «Están desapareciendo todo; se están llevando los vehículos; les están quitando los cauchos; los archivos se los llevan; las computadoras ya no están; transfieren recursos al gobierno nacional; firman cheques a la carrera; ya renunciaron todos los funcionarios de libre nombramiento y remoción».
Esa mañana entramos por primera vez a las oficinas de la casa de Gobierno Generalísimo Francisco de Miranda, ubicada en el Km23 de la carretera Panamericana. Las miradas de todos los funcionarios, la mayoría aún con sus camisas y franelas rojas, esperaban las nuevas decisiones. Medios oficiales habían promovido una oficialista campaña de miedo y desinformación: «van a despedir a todo el mundo, van a quitarle los recursos a los consejos comunales, van a sabotear las misiones, van a cambiar la bandera del Estado de nuevo».
Aún me parece que fue ayer cuando en el acto de toma de posesión el gobernador Henrique Capriles Radonski anuncia mi designación como secretaria de Gobierno. Horas más tarde estaba pautada la entrega formal del Gobierno en la Casa Amarilla, sede oficial de la oficina y residencia del Gobernador. Allí en pleno centro de Los Teques, en nuestra capital estaban sobre una mesa de unos diez metros de largo, docenas de cajas blancas con el nombre de la dirección o instituto anotado con marcador negro: Instituto de Vivienda, Dirección de Desarrollo Social, Secretaría de Gobierno, Corporación de Turismo, Instituto de Infraestructura. Así hasta sumar más de 60 cajas cada una con la «entrega formal». Todos sus directores y presidentes de institutos habían renunciado y dejado su respectiva cajita con un manojo de llaves y dos carpetas contentivas del Acta de Entrega. Nadie para explicar nada, nadie para aclarar.
Como secretaria de Gobierno designada por el Gobernador, me tocó recibir un gobierno en cajas. Todo estaba preparado para que no se entendiera nada; para que las llaves no abrieran ninguna puerta; para que los vehículos, los que habían dejado, no

prendieran; para que no se pudieran pagar las nóminas de los trabajadores; para que no se supiera en dónde estaban las cuentas; ni los registros de bienes; ni los expedientes administrativos. Solo cajas.
Días después de trabajar día y noche, con todo el equipo designado por el nuevo Gobernador y con la mayoría de los trabajadores de Miranda dispuestos y colaborando, estos comenzaban a comprender lo que significaba un gobierno para todos por igual. No se dieron despidos por creencias o posiciones políticas, nunca los hubo. Algunos de los representantes de los consejos comunales se mantenían remolones pero la mayoría al poco tiempo estaba, como era de esperarse, trabajando por mejorar las condiciones de vida de su gente, sin pensar en colores políticos.
Con las cuentas más claras y las denuncias formuladas ante los órganos correspondientes, comenzamos un gobierno escaso en recursos, pero rico en ideas y con la única misión de llevar progreso a Miranda.
*Este artículo fue publicado en El Universal
Saludos Adriana. En Mérida estamos trabajando por la inclusión social y la expansión de las libertades públicas. Apoyamos a Henrique y a su equipo pues consideramos que representa la Renovación Generacional de los Actores Políticos, Un demócrata en esencia, Un gerente Público con sentido Social y además porque ha demostrado tener un proyecto serio, viable y ejecutable, que puede contribuir definitivamente al progreso y desarrollo para el futuro de ésta, nuestra nación. Genis Arbey Navarro Serna. genis.despacho@gmail.com
Muchas gracias Genis. Trabajar por nuestro país es el mejor compromiso que podemos asumir. Saludos.