Decir que en Miranda somos un gobierno en la calle, no puede ser más verídico. Por política de la gestión, los directores y buena parte del equipo, estamos 3 días a la semana recorriendo nuestro estado, además de tener un gabinete de gobierno semanal en cualquier parroquia de nuestro territorio.
Para mí, estar en la calle, ha sido un factor determinante en la realización de los proyectos, en transformar ideas en hechos. Un gobierno en la calle es un gobierno que desarrolla la habilidad de escuchar.

Todos los directores, así como yo, hemos aprendido a escuchar. Sólo puedes dar soluciones efectivas si escuchas con atención, porque ¿quién mejor que los que diseñamos, dirigimos y supervisamos los programas sociales, para identificar cómo puede la gobernación de Miranda ayudar a una persona?, sobre todo si consideramos que las necesidades en diversos sectores son muchas, y que las mismas personas que solicitan apoyo sólo pueden decirnos «yo necesito que me ayuden».
El contacto con la gente es el primer paso, escucharlos detenidamente es la clave. Cuando alguien se acerca a pedirnos ayuda dejamos que nos explique lo que le ocurre, inconscientemente la persona hace referencia a todo el panorama de su vida, a sus prioridades, y hasta a sus capacidades. Es ahí, donde con la paciencia de escuchar -que sólo así se cultiva- podemos ofrecerles una solución ajustada a su realidad.
Por esto nuestro gobierno puede hablar de progreso, porque el progreso no son sólo soluciones inmediatas, son soluciones que cubren las necesidades primarias cultivando un cambio para siempre.
Escuchar, escuchar y escuchar. En todo momento, no sólo cuando estamos en gabinete parroquial, o en espacios diseñados para esto. Por ejemplo, durante el operativo de Semana Santa 2012, en los recorridos de supervisión diarios, hacíamos un reconocimiento en la Isla de Buche y mientras conversábamos con los kiosqueros identificamos tres formas de apoyarlos en su desarrollo sustentable; de escucharlos con atención surgió un plan para darles el transporte que permita sacar la basura de la playa sin que esto merme sus ganancias, y apoyarlos en la limpieza de la misma con nuestros cuadrilleros.
El progreso se logra con hechos, y los hechos se logran con una gran disposición a escuchar y servir. Sí hay un camino, y en Miranda lo hacemos en la calle.
Publicado en El Universal el 05/05/12.